Un solitario gol de Desesperados (1-0) acabó con la histórica racha de imbatibilidad de Estrella Coja
Los cojos acudieron al encuentro con los aires de quien se sabe superior que el rival, extremadamente relajados y con el único pensamiento de repetir goleada contra un rival al que conocían perfectamente y al que ya habían vencido en dos ocasiones. Acudieron borrachos de soberbia, y lo pagaron caro. Concretamente, el despropósito les costó la primera derrota de la temporada. Una derrota dolorosa y humillante que, tras 17 partidos invictos, les hacía bajar de la nube de gloria para devolverlos a la cruda realidad. La incapacidad de los blanquinegros para perforar las redes contrarias a pesar del sinfín de oportunidades y las ansias en los últimos minutos por cosechar una nueva victoria fueron su sentencia. Sí, los 10 de la Coja son humanos.
Pocos podían vaticinar la debacle cuando los visitantes, ataviados con los cutrísimos y carcomidos petos rojos made in Meiland, comenzaron a menear el balón. El asedio en los primeros minutos fue absoluto, y sólo los lejanos lanzamientos de varios desesperados inquietaron levemente la portería de Héctor. Paredes y Martí impusieron su dominio en el centro del campo y una buena combinación entre ambos a punto estuvo de suponer el primer gol. También tuvo opción de marcar Manel, quien recibió un balón en la frontal del área rival desde donde, escorado a la banda izquierda, soltó un gran zurdazo que permitió que el portero se luciera despejándolo a corner. Para variar, el corner se desperdició burdamente.
Los Desesperados, viéndose ahogados por la incesante presión de los cojos rojos, hicieron entrar al campo a la temible Torre Humana. Dos minutos fueron suficientes para que la dinámica del partido se viera trastornada por las desproporcionadas y gratuitas entradas del inconsciente gigantón, que sigue sin darse cuenta de que la potencia de más de 100 kilos repartidos en cerca 2 metros de carne y hueso resulta, si no se controla, ciertamente peligrosa.
La Torre clavó los ojos en el capitán, pues traía locos tanto a los delanteros _algo ya habitual_ como a los defensas rivales con sus peligrosas llegadas por banda derecha. No hubo nadie que no viera como la segada por detrás de la Torre barría sin compasión a Crusi; los locales se hicieron los suecos y trataron de alejar al caníbal de su compañero de la acción, las quejas de los 10 de la Coja se intensificaron, y el árbitro no supo hacer otra cosa que pitar la falta e ignorar la brutal acción. No sería la última, ni la peor. La primera mitad terminó con las quejas de los visitantes y con una extraña sonrisa en el rostro del árbitro que hacía presagiar la tempestad que se avecinaba.
Poco cambiaron los planteamientos de ambos equipos en la segunda parte, y eso favoreció los intereses de los Desesperados. Encerrados atrás cual pistacho sin grieta, desquiciaron a los rojos. Tomy y Bala no encontraban el modo de traspasar la densa defensa de 6 hombres, y hombres como Martí, Paredes o Levi tampoco aportaron demasiada luz al problema. Los defensas cojos, sin delanteros a los que cubrir, aguardaban al rival en el círculo central.
A pesar de lo roto que estaba el partido, parecía que el taki-gol daría en cualquier momento la justa recompensa a Estrella Coja, pero 5 minutos fatídicos cambiaron el curso del encuentro y sentenciaron a los tricampeones. Las absurdas e inexistentes faltas señaladas continuamente contra ellos se sumaron a la inquietud por no solucionar el partido, de modo que el equipo entero se volcó en busca del gol. Una larguísima jugada ofensiva visitante acabó con una buena parada del portero rival, que sacó rápidamente. Los defensas habían subido demasiado, y un delantero blanquinegro aparecido de la nada controló el balón y se dirigió con presteza hacia la portería de Héctor, que salió a la desesperada para atajar el ataque. Crusi y Xander persiguieron al oportuno ariete hasta el último momento, pero no pudieron evitar que éste soltase un suave derechazo que se coló en las redes cojas.
El gol fue un golpe moral durísimo para los visitantes. Desesperados se había encontrado con un regalo inesperado y ahora cerraba filas en torno a su propia área. Habían hecho más de lo que hubieran imaginado, de modo que ya sólo faltaba esperar a que el árbitro pitase el final. No habían pasado ni 2 minutos del gol cuando sucedió otra de las jugadas clave del partido. Crusi y la Torre Humana corrían en pos del balón en el mediocampo. El capitán cojo ganó la posición al inconsciente coloso, quien viéndose superado no dudó en atropellar vilmente a su rival para recuperar el balón. El golpe fue duro pero no detuvo a Crusi, que desde el suelo maniobró para hacerse de nuevo con el balón. La acción del líder visitante desequilibró a la Torre Humana y finalmente cayó en todo su esplendor sobre el #4, dejándolo conmocionado sobre el césped de la Meiland.
El árbitro pitó la falta, pero erró a quien, y con su decisión se lió la de Dios. Con Crusi tumbado en el suelo y sangrando por boca y nariz, la equivocación del colegiado indignó a los cojos, que no dudaron en protestar e increpar al animal de dos metros que por poco descalabra a su capitán. La Torre Humana aseguró que, desde allí arriba, había visto como Crusi simplemente se había chocado contra él. Alucinante. El árbitro, por su lado, se sintió ofendido por las palabras de Levi y Martí, y los amonestó directamente, sin dudar.
Las quejas constantes de los jugadores de la coja pusieron definitivamente en su contra al árbitro, quien no pitó absolutamente nada a favor de los visitantes por claro que fuera. Manel y la Torre Humana saltaron a por un balón alto que, como era lógico, acabó tocando éste último. Sin embargo, el árbitro debió de creer que el defensa Cojo era una especie de superhombre, pues consideró que, pese a quedarse detrás de la Torre en el salto, había sido él el último en tocar el balón; Balandini se quedó estupefacto al comprobar cómo en una larga jugada en la que había recibido hasta dos patadas claras antes de que un tercer rival echase el balón fuera de banda, el colegiado no solamente no acumulaba las dos faltas sino que aprovechaba para devolverle la posesión a los blanquinegros; Paredes por poco enloquece cuando el juez del partido no se apartó a tiempo en dos ocasiones seguidas, cortando de ese modo una jugada peligrosa en campo desesperado; y por último, Levi fue objeto de un obvio agarrón dentro del área y de una falta descarada cuando se disponía a entrar con el balón controlado dentro del área rival. Todo ello hizo perder los nervios a Martí, que conversó con el protagonista tratando de averiguar cómo se podía llegar a ser tan cabroncete. No halló la respuesta que buscaba, pero sí recibió la tarjeta azul por doble amonestación verbal.
Al margen de la tragicomedia arbitral, Tomy y Paredes tuvieron en sus botas las últimas oportunidades para empatar. Paredes lo intentó mediante varios tiros lejanos que salieron desviados, mientras que Lagartijoman, en el último suspiro, envió a la madera su potente disparo. No hubo tiempo para más y, 18 jornadas después, Estrella Coja volvió a catar el sabor amargo de la derrota.
UNO A UNO
HÉCTOR --> ABATIDO
Solucionó bien el poco trabajo que tuvo, pero no pudo detener el gol rival.
LEVI --> INÚTIL
Malos tiempos para el decano del equipo. Toca poquísimo balón, y el que toca lo toca mal.
TOMY --> DESAFORTUNADO
Lagartijoman no logra acabar con su sequía y el equipo nota gravemente la ausencia de gol.
CRUSI --> COMBATIVO
El capitán se dejó la piel en el campo y anuló al gigante desesperado a base de entrega, potencia y calidad.
MANEL --> VALIENTE
Buen partido del #5, que supo hacerse con el control de la banda izquierda.
XANDER --> FUERTE
El mañico aguantó con firmeza las acometidas del rival en defensa.
MARTÍ --> DESQUICIADO
Estuvo correcto hasta que perdió los papeles debido al arbitraje.
BALA --> LENTO
Al mediático le faltó esa punta de velocidad decisiva en otros partidos.
PAREDES --> VOLUNTARIOSO
El Genio lo intentó todo pero se topó una vez tras otra con la muralla desesperada.
INCIDENCIAS
1ª DERROTA --> Que algún día iba a caer... todos lo sabíamos, pero no nos imaginamos que sería contra Desesperados. Derrota por la mínima, dura, y dolorosa; pero llega en un buen momento. La verdad es que estábamos un pelín endiosados (17 partidos invictos es para estarlo) y fallamos por todos lados: los delanteros no marcaron, las bandas están totalmente inservibles (especialmente la izquierda), la defensa se embaló demasiado y se perdieron muchos balones en saques de portería. No hay por qué preocuparse todavía. Estamos segundos y tenemos que jugar contra los líderes. Es ahí cuando debemos despertar y demostrar por qué hemos llegado hasta primera del tirón, ganando las tres ligas que hemos jugado. Es ahora, tras la debacle, cuando los equipos campeones resurgen de sus cenizas para alzarse con la gloria de nuevo.